jueves, 23 de octubre de 2008

MARCIANOS



Hacía mucho, pero mucho calor cuando Felipe despertó. Y al abrir los ojos descubrió que algo muy extraño sucedía. Caminó entre los rayos de sol que se filtraban por la persiana y no pudo creer lo que estaba viendo: frente a él había un auténtico marciano. Lo miró en silencio y notó que el marciano movía la cabeza de un lado a otro y, mientras lo hacía soplaba vientos suaves y frescos. Entonces, Felipe sospechó que así hablaban los marcianos y se animó a soplar con fuerza. Los dos pasaron mucho tiempo charlando sobre cometas y platos voladores hasta que Felipe sintió sueño y volvió a su cama.
Un rato más tarde, su mamá entró al cuarto, apagó el ventilador y abrió las ventanas; para que el calor del verano abrace a Felipe que duerme con los pelos revueltos de tanto hablar con un marciano.

Ilustración: Andrea Gigante/ Relato:Chico Tinta.